La historia de Curitiba

En 1972 Jaime Lerner, como alcalde de Curitiba, decidió crear la primera isla peatonal del mundo con buena parte de la ciudad en contra. Hoy en día Curitiba es considerada una de las cinco ciudades más modernas del mundo.

Hoy le toca el turno a Curitiba, una ciudad al sur de Brasil considerada en 2002 como una de las cinco ciudades más modernas del mundo. El artífice de esa consideración es Jaime Lerner, arquitecto, urbanista y político brasileño, especializado én realizar actuaciones puntuales en las ciudades para sanarlas. Es lo que él denomina «Acupuntura urbana«. Para Lerner cualquier ciudad puede hacer grandes avances en materia urbanística en menos de dos años. «Siempre tuve la ilusión y la esperanza de que con un pinchazo de aguja sería posible curar las enfermedades. El principio de recuperar la energía de un punto enfermo o cansado por medio de un simple pinchazo tiene que ver con la revitalización de ese punto y del área que hay a su alrededor. Creo que podemos y debemos aplicar algunas «magias» de la medicina de las ciudades, pues muchas están enfermas, algunas casi en estado terminal. Del mismo modo en que la medicina necesita de la interacción entre el médico y el paciente, en urbanismo también es necesario hacer que la ciudad reaccione. Tocar un área de tal modo que pueda ayudar a curar, mejorar, crear reacciones positivas en cadena. Es necesario intervenir para revitalizar, hacer que el organismo trabaje de otro modo

Dedicad unos minutos a leer este texto. Es un ejemplo de que la creatividad y la mejora de la calidad de vida en las ciudades no debe llevar asociada necesariamente importantes desembolsos económicos: «cuando hay voluntad política, hay una visión solidaria y lo más importante cuando se organiza una ecuación de corresponsabilidad«.

Curitiba no es una pequeña comunidad alternativa. Es una ciudad de casi 2 millones y medio de habitantes que se encuentra en el sur del Brasil. Esta no es una historia reciente: funciona desde hace más de 30 años. En 1971, en plena dictadura fascista, una serie de casualidades llevaron a la designación de Jaime Lerner como alcalde de la ciudad. Lo eligieron porque se le creía un inofensivo experto de arquitectura. Un treinta y tres añero que no se alió políticamente con nadie y que parecía el ideal para poner de acuerdo a diferentes grupos políticos.

En 1972 decidió crear la primera isla peatonal del mundo. Con buena parte de la ciudad en contra, con comerciantes aterrorizados por la idea que sus negocios fueran perjudicados por la prohibición de acceso al centro en coche, con automovilistas que odiaban la idea de tener que ir caminando al centro y con un posible requerimiento judicial que pararía la iniciativa, Lerner mandó iniciar los trabajos de peatonización del centro un viernes, una hora después del cierre del tribunal. Una horda de obreros invadió el centro de la ciudad y empezaron a arreglar farolas y macetas, re-pavimentaron las calles y cavaron bancales plantando arboles. Trabajaron ininterrumpidamente durante 48 horas. Cuando el primer contingente cayó exhausto fue reemplazado por un segundo batallón de obreros y así sucesivamente. El lunes por la mañana cuando el Tribunal Judicial reabrió los trabajos estaban acabados.

Los ciudadanos de Curitiba se quedaron con la boca abierta. Miles de plantas florales se plantaron. Algo nunca antes visto. Aunque a población empezó a arrancar flores para llevárselas a casa, Lerner lo tenía previsto y tenía listos equipos de jardineros que reemplazaron enseguida las plantas. Duró unos días pero al final los ciudadanos pararon de robar las flores.

Los comerciantes se asombraron porque se dieron cuenta de que el nuevo centro ciudadano transformado en un gran centro peatonal incrementó considerablemente las ventas.

El sábado siguiente cuando un grupo de coches del club del automóvil intentó invadir la isla peatonal se encontraron con la imposibilidad de hacerlo ya que miles de niños convocados por Lerner estaban pintando grandes tiras de papel que cubrieron prácticamente toda la pavimentación. Desde entonces todos los sábados los niños de la ciudad se encuentran en la isla peatonal a cubrir de dibujos enormes rollos de papel extendido por tierra.

La segunda aportación de Lerner fue la de crear un sistema de transportes revolucionarios con calles principales exclusivas para los autobuses y terminales especiales techadas (tubos transparentes) que pusieron los accesos a la misma altura que los transportes públicos, permitiendo a los pasajeros subir al autobús sin subir escalones y por tanto, más rápidamente. Estas terminales dieron acceso a los transportes públicos a los usuarios de carros de bebés, minusvalidos, etc. Se otorgó particular atención a los enlaces con los barrios mas pobres de la ciudad, Se adquirieron autobuses compuestos de 3 vagones, con puertas más grandes que se abrían en correspondencia con las puertas corredizas de las terminales. Para reducir costos y tiempo se omitieron los taquilleros y se decidió confiar en el hecho de que si los transportes funcionan realmente bien el ciudadano pagaría el billete de buena gana. Gracias a estas innovaciones los tiempos de recorrido de los autobuses de Curitiba son 3 veces más rápidos y transportan en una hora 3 veces más pasajeros. Prácticamente crearon un sistema de metro a cielo abierto. Este modelo ha sido copiado y mejorado por muchas ciudades, entre ellas Bogotá (Transmilenio), Santiago (Transantiago) y la Ciudad de México (Metrobús).

Los sistemas de transporte de Curitiba transportan a 20 mil pasajeros por hora (más de los que viajan sobre el transporte públicos de Nueva York).

Los autobuses recorren cada día una distancia igual a 9 veces la vuelta del mundo.

Las líneas de transporte se auto financian solo con el costo de los billetes y amortizan el costo promedio de un parque vehicular de 45 millones de dólares, y recompensan el capital invertido con una tasa del 12% anual.

Dispone de 160 kilómetros de carriles de bicicleta. Iniciar el cambio de la ciudad por los transportes fue fundamental porque según Lerner «nada influye más rápidamente la conciencia ciudadana que la eficiencia de los medios públicos«.

Pero la reforma no se ha parado en los transportes. El problema de la miseria ha sido afrontado encontrando sistemas simples capaces de ofrecer a largo plazo efectos positivos inmediatos y un cambio radical de la cultura. Es la fantasía de las soluciones lo que asombra más. Parecen locas pero contienen una eficiencia enorme. Hay servicios de distribución cotidiana de comidas gratuitas. 14 mil casas populares han sido construidas. Pero se ha procedido también a la distribución de pequeños trozos de tierra para huertos y para construir casas. Los materiales de construcción se adquieren con una financiación municipal a largo plazo recompensada con plazos mensuales equivalentes al costo de 2 paquetes de cigarrillos. Cada casa nueva recibe luego en regalo del ayuntamiento un árbol frutal y uno ornamental. El ayuntamiento también ofrece una hora de consultoría con un arquitecto que ayuda las familias a construirse casas más confortables y armoniosas. Los barrios pobres de Curitiba son los más bellos del mundo.

Existe un servicio de furgones que dan una vuelta por la ciudad intercambiando 2 kilos de basura dividida por un bono de compra que permite adquirir un kilo de comida o bien cuadernos, libros o billetes por los autobuses. Así el 96% de la basura de la ciudad se recoge y se recicla, lo que les ha permitido ahorrar millones de dólares para la construcción y administración de un vertedero municipal. Por la limpieza de la ciudad y la mejor alimentación de la población pobre Curitiba ha logrado una mejoría neta de la salud.

La tasa de mortalidad infantil es de una tercera parte con respecto a la media brasileña.

También hay 30 bibliotecas de barrio con 7 mil volúmenes cada una. Se llaman «Faros del saber» y son casitas prefabricadas y dotadas con tubo de tiras blancas y rojas de 15 metros de altura. Sobre la cumbre de la torre hay una burbuja de vidrio desde la que un policía controla que niños y ancianos puedan ir a biblioteca tranquilamente. Hay 20 teatros, 74 museos y centros culturales y todas las escuelas de la ciudad, 120 en total, ofrecen cursos nocturnos. Se organizan cursos de formación profesional para 10 mil personas al año. El «Teléfono de la solidaridad» sirve para recoger electrodomésticos y muebles usados que son arreglados por técnicos aprendices y se revenden a precios bajos en los mercados o se regalan.

Gracias al microcrédito una vez aprendida una profesión los jóvenes pueden establecerse. También se ayuda a los que quieren ser comerciantes ambulantes con la concesión de autorizaciones al comercio facilitado.

Y es que es precisamente la lógica con la que enfrentan a los problemas lo que es diferente. Por ejemplo las acciones de un grupo de jóvenes pandilleros que arrancaron flores del huerto botánico fueron interpretados por la municipalidad como una solicitud de ayuda y los chicos fueron contratados como adjuntos jardineros.

Otra iniciativa de Lerner ha sido crear decenas de parques dotados de pequeños lagos y de plantar árboles por todas partes.

Curitiba es la ciudad más verde del mundo. En fin, un paraíso con el 96% de alfabetización donde los habitantes que tienen un título de estudio superior supera el 83%. La ciudad tiene un tercio menos de pobres que el resto de Brasil y la vida promedio llega a los 72 años, parecida a la de los EE.UU. pero con una renta per capita que llega solo al 27% de la de los Estados Unidos.

Nada mal para una ciudad del tercer mundo.

La historia de Curitiba comentarios en «2»

  1. Excelente cambio en la ciudad para sus habitantes actualmente pero sobre todo para las generaciones futuras. Además es un ejemplo a seguir en las ciudades sin el argumento que frecuentemente se escucha de los gobernantes, que somo de tercer mundo. Aquí una prueba de que se quiere se puede. Éste gobernante que inicio la transformación de la ciudad merece todo el reconocimiento mundial. FELICIDADES!!!!!!!!

Los comentarios están cerrados.