Basura

Crisis de la utopía de un mundo sin basura

El Libro Primero de El Capital, de Marx, comienza diciendo: «La riqueza de las sociedades en las que domina el modo de producción capitalista se presenta como una inmensa acumulación de mercancías». Nosotros tendríamos que decir, hoy, que la riqueza de las sociedades en las que domina el modo de producción capitalista se presenta como una inmensa acumulación de basuras.

El Libro Primero de El Capital, de Marx, comienza diciendo: «La riqueza de las sociedades en las que domina el modo de producción capitalista se presenta como una inmensa acumulación de mercancías«. Nosotros tendríamos que decir, hoy, que la riqueza de las sociedades en las que domina el modo de producción capitalista se presenta como una inmensa acumulación de basuras. (…) Nietzsche decía aún más, decía que «los desechos, los escombros, los desperdicios» no son algo que haya que condenar en sí: son una consecuencia necesaria de la vida. El fenómeno de la décadence es tan necesario como cualquier progreso y avance de la vida: no está en nuestras manos eliminarlo (…) E incluso en medio de su mejor fuerza, [una sociedad] tiene que producir basura y materiales de desecho» (Fragmentos Póstumos de la primavera de 1888). Y tantos más desechos -en cantidad y en calidad- cuanto más rica, más enérgica y más audaz sea… Sí, la basura es un síntoma de riqueza. Porque riqueza significa despilfarro, derroche, excedente.

(… ) La entrada en crisis de este modelo, el despertar de este sueño, fue (…) ese momento en el cual llegamos a pensar que la basura acabaría devorándonos. Que era el fin del progreso. [Pero] ¿y si lo que llamamos basura no lo fuera en realidad? (…) hemos empezado a ser tolerantes con los hoteles-basura, con los restaurantes-basura, con los camareros-basura, los platos-basura, los cocineros-basura y las mesas-basura, con los empleos-basura, las empresas-basura, las tiendas-basura, los muebles-basura, las casas-basura, las familias-basura, los matrimonios-basura, los programas-basura, los libros-basura, los discos-basura, los cuadros-basura, las enfermedades-basura, los medicamentos-basura, las universidades-basura, las carreras-basura, los profesores-basura, los estados-basura, los políticos-basura y los ciudadanos-basura. Y no sólo tolerantes, sino entusiastas. Hemos aprendido a experimentar la basura como un lujo. (…)

(…) La palanca fundamental gracias a la cual hemos conseguido empezar a no ver y a no sentir como tal la basura que nos ahoga se resume en una fórmula mágica: estamos transitando hacia un nuevo paradigma [que] no puede ser otra cosa que un paradigma-basura. (…) Allí donde nada es basura, todo lo es.

Texto:

  • José Luis Pardo, «Nunca fue tan hermosa la basura». (Nunca fue tan hermosa la basura. Artículos y ensayos. Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores, 2010. 400pp)