Informe «Málaga Sostenibilidad 2007»

Del informe de movilidad del Observatorio Provincial de la Sostenibiliad de Málaga pueden extraerse una serie de datos que evidencian los peligros de los sistemas de movilidad en la provincia de Málaga

Del informe de movilidad del Observatorio Provincial de la Sostenibiliad de Málaga, organismo que, por cierto, el próximo día 18 de enero presenta en Málaga el libro MALAGA SOSTENIBILIDAD 2007 del que pueden leerse las conclusiones aquí, pueden extraerse una serie de datos que, sin aportar nada que no supiéramos, resultan interesantes resaltar por ser otros quienes evidencian los peligros de los sistemas de movilidad en la provincia de Málaga y proponen soluciones.

El dominio del coche, que dicho sea de paso, es el medio energéticamente más ineficiente que existe, parece imponerse por doquier. Para demostrarlo, no hay más que echar un vistazo a las cifras sobre matriculación de la población o consumo energético. El transporte público decrece. En la Costa Oriental malagueña sólo el 7% de los desplazamientos se realiza en medios públicos de transporte, por debajo del 13.25% de Málaga capital y del 15% de la Costa Occidental. Pero es que además estos porcentajes van en retroceso, siendo por ejemplo para Málaga el 19% en 1993 y habiendo pasado al 13.25% en 2005. El usuario medio en Málaga es el varón de 25 a 50 años y si nos vamos a las estadísticas, sólo el 20-30% de la población se desplaza en coche de forma habitual. Es decir, el resto, el 70-80%, o andan, o van en bicicleta, o usan el transporte público. Ese 20-30% de la población supone que en beneficio exclusivo de esa minoría, se dilapidan recursos físicos y económicos, se diseñan las ciudades, ellos mismos son víctimas y verdugos del caos en movilidad en la provincia de Málaga, y dificultan los desplazamientos y empobrecen la calidad de vida del resto de la población, el 70-80%.

El debate por el cambio de la orientación del sistema de transporte es energético y ambiental o económico, pero también es un debate sobre la justicia en el reparto y disfrute de la energía, del espacio y de la calidad de vida. Vuelvo a insistir, sólo el 20-30% de la población utiliza el coche de forma habitual. Sin embargo, el caos resultante es tal que pudiera parecer que fuesen más los que utilizan el coche asiduamente.

También estos problemas se acentúan a consecuencia del modelo de desarrollo urbanístico actual, que «extiende» las ciudades, que dispersa los destinos, los lugares de trabajo, los centros de ocio, las zonas comerciales o los hospitales, ocasionando que cada vez sean más los motivos de los viajes, y, en consecuencia, surjan mayores posibilidades de que el viaje se realice en automóvil.

Los planes de pacificación del tráfico deben contemplar toda la movilidad, reequilibrando la asignación del espacio viario a favor de los peatones, las bicicletas y el transporte público. Actualmente las calzadas suelen acaparar la mayor parte de la superficie viaria, y tienen prioridad absoluta en el diseño de los cruces, los tiempos de espera en los semáforos y el diseño del mobiliario urbano. Eso coloca en una situación de indefensión a las personas que van a pie y en bicicleta, que se ven obligadas a moverse de forma discontinua, con interrupciones y amenazas constantes, en un ambiente de ruido y contaminación atmosférica.

Es necesario, que las nuevas barriadas cuenten, desde el primer día en que empiezan a ser habitadas, con una red pública de transporte intermodal que las comunique con cualquier zona. Sin embargo, los planes generales no contemplan este presupuesto y a los ciudadanos no les queda más remedio que hacer uso de su vehículo particlar, sobre todo cuando tienen que encadenar diferentes viajes y no pueden estar a expensas de un servicio que no les ofrece garantías.

En cuanto crecen las ciudades y se vuelven más ricas, aumenta el uso del vehículo más rápidamente que el crecimiento de los viales. El resultado es una fuerte contaminación por la congestión del tráfico.

Las perspectivas en cuanto a movilidad no son muy esperanzadoras. Pero para la enumeración de los puntos negros, os remito al documento original que he reseñado al principio.

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