Vivir sin petróleo

La Vanguardia hay publicado en su suplemento de los sábados el pasado 9 de julio de 2011 un reportaje titulado «vivir sin petróleo». El oro negro no se agotará en breve, pero no volverá a ser barato como antes. El fin de ciclo replanteará hábitos y nos hará descubrir que usamos el petróleo para mucho más de lo que pensamos. ¿Qué nos espera?

«Vivir sin petróleoYo creo que en el futuro este mundo sin petróleo será  mejor. En primer lugar, porque España, que es un país que depende mucho de esta energía, será más autónomo y podrá destinar el dinero que ahora dedica a la importación de la energía a otros recursos. Habrá menos coches y los eléctricos se difundirán. Esto significa que en las ciudades se respirará mejor, el aire será más limpio y habrá menos contaminación, tanto acústica como atmosférica. Asimismo, los edificios serán autosuficientes desde el punto de visa energético, gracias a la energía fotovoltaica, así que se reducirá el consumo y nuestros bolsillos lo agradecerán. Habrá más zonas peatonales y carriles para bicicletas, con lo que la vida urbana será más placentera y haremos más ejercicio. Las ciudades se construirán de otra manera: las manzanas podrán ser más grandes, de unos 400 metros, porque ya no será necesario tener tantas calles para la circulación automovilística y cambiar de dirección; se recuperará el patio de manzana y se limitará el acceso de los coches a la carga y descarga; se hará más vida comunitaria» . Continúa leyendo el artículo pinchando aquí.

Corredor Ferroviario de la Costa del Sol

Que sí, que sí, pero ¿por qué no nos hemos acordado del corredor ferroviario en épocas de bonanza?. Tan necesario es ahora como en la década de 1980, 1990 o 2000. Por eso, aunque objetivamente, todas las declaraciones de intenciones y justificaciones son reales y reflejan una necesidad vital de esta zona, no resultan demasiado creibles en boca de quienes ya llevan muchos años en cargos políticos en pueblos, ciudades u organismos supramunicipales en este importante trozo de costa mediterránea, sin que en ningún moemnto hayan apostado por este medio de transporte.

Campaña Corredor Ferroviario Costa del Sol

Málaga ofrece un panorama ambiental inquietante

Los ciudadanos gastan ahora un 32% más de electricidad y de petróleo que en el año 2000, lo que genera ocho millones de toneladas de CO2. El derroche de agua y la producción de basura también están al alza.
Diario Sur, 17/01/08

Pese a los continuos esfuerzos de los ciudadanos y las instituciones, los mensajes positivos, los planes de promoción de tecnologías sostenibles, del reciclaje y de la reducción del consumo de agua que entidades como Cuenca Mediterránea ponen de relieve en la capital en el último año, lo cierto es que las estadísticas ofrecen un panorama negro del uso -abusivo- de los recursos que hacen los malagueños. Todos los parámetros más negativos, como son las emisiones de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera, el consumo de agua y de electricidad y la generación de basura se han disparado desde el año 2000. Mientras, la superficie vegetal, necesaria para captar y eliminar esas emisiones, se ha reducido en la provincia.

Así lo pone de relieve el informe Málaga sostenibilidad 2007, elaborado por el Observatorio Provincial de la Sostenibilidad, dependiente de la Diputación, y la Universidad de Málaga, cuyos autores mostraron ayer su preocupación por el negativo balance medioambiental que han constatado.

El primer punto analizado es el consumo de energía, fundamentalmente eléctrica y de petróleo para la automoción. Ha aumentado en un 32,2% en los cinco primeros años de esta década, hasta las 2.310 ktep (kilotoneladas equivalentes de petróleo). Esto es, la energía necesaria para mover 2,7 millones de coches. Málaga es la segunda región andaluza que más aumenta, y es la tercera en consumo total, por detrás de Sevilla y Cádiz.

Mientras, la quema de hidrocarburos ha experimentado un ascenso del 5%, por encima del millón de toneladas al año. Málaga es, tras Sevilla, la segunda provincia en este apartado. Destacan los gasóleos, con una demanda de hasta un 22% más en el caso de los turismos, mientras que baja el uso de gasolina.

Ello está directamente relacionado con las emisiones de CO2, uno de los factores causantes del cambio climático, y que en el caso de Málaga han crecido un 34,4%, hasta los ocho millones de toneladas. Esto es, cada habitante es el causante de la emisión de 3,3 toneladas de gases a la atmósfera, según el estudio.

Sumideros de gases

A su vez, Juan Marcos Castro, profesor de Economía de la UMA y uno de los autores, contrapone los malos registros con el descenso de los llamados sumideros naturales, esto es, la superficie vegetal, que ha descendido un 1,3%. En una década, más de 2.000 hectáreas han pasado de terreno forestal a urbano, sobre todo en municipios como Málaga, Marbella y Benahavís. En el mismo periodo, la serranía de Ronda sólo urbanizó 15 hectáreas: «El interior está frenando el cambio climático, mientras que la Costa lo acelera. Tiene un saldo negativo, en cuanto que absorbe CO2, mientras que la Costa emite más de lo que puede tratar».

Menos agua

El informe alerta de un aumento del consumo de agua en 29 litros más por habitante y día, hasta los 303,15, lo que hace de Málaga la provincia andaluza con mayor gasto a nivel doméstico. Las necesidades hídricas han aumentado un 10,43% desde 1997, mientras que la población creció sólo un 3%.

Por lo que hoy son necesarios 13,3 hectómetros cúbicos más que hace diez años, en un escenario de continuo descenso de las reservas disponibles, según explicó el diputado provincial de Medio Ambiente y Articulación Territorial, Miguel Esteban Martín. «Los consumos de agua y de energía se han disparado, con un agotamiento de los recursos hídricos». El diputado resaltó que Málaga se sitúa a la cabeza en Andalucía de las denuncias por ocupación del dominio público hidráulico (pozos ilegales), con el 60% del total.

Las pérdidas de agua en la red de abastecimiento son otro «grave problema», según Martín, con una media del 20%, aunque supera el 40% en la red de regadíos. Por ello, el diputado destacó la necesidad de hacer un plan de modernización de las infraestructuras.

Acuíferos

El documento constata que las aguas son de mala calidad, tanto en superficie como subterráneas, debido sobre todo a la contaminación y a que el mapa de depuración en la provincia no se ha terminado. Así, recordó que 45 municipios todavía no depuran, lo que incumple la directiva europea y deteriora los ecosistemas acuáticos.

El informe cuantifica por primera vez los recursos subterráneos disponibles en acuíferos, actualmente una de los principales fuentes para el abastecimiento de la población, y que se situaría en torno a los 600 hectómetros cúbicos (la capacidad total de los embalses es de 613,9 hectómetros).

Otra cuestión es la basura generada. Pese al aumento del reciclaje doméstico de materiales como el papel, el vidrio y el plástico, los malagueños generan medio kilo más que hace cinco años, hasta 1,73 kilos de desperdicios por habitante y día. Málaga aumentó la generación de residuos un 53% (hasta un millón de toneladas al año), cuando Andalucía lo hizo en un 30%.

Consecuencias

El diputado advirtió de que la huella ecológica de los malagueños es de 4,76 hectáreas por habitante, esto es, cada ciudadano necesita esa extensión para producir los recursos que consume y para asimilar los residuos que genera. A su juicio, se necesitarían «tres provincias de Málaga» para cubrir todas las necesidades. Ante este panorama, los autores auguraron graves consecuencias para la provincia si no se pone freno al cambio climático, en especial para el turismo, su principal industria.

INDICADORES CLAVE
Principales magnitudes que se han tenido en cuenta para elaborar el informe Málaga sostenibilidad 2007: Agua: Pese a la reducción de las lluvias, su consumo aumenta un 10,43%. Este dato supone 29 litros más por habitante y día, hasta los 303,15, y hace que la provincia requiera 13,3 hectómetros cúbicos más para abastecer a la población.

Energía: Las necesidades de electricidad y petróleo han aumentado un 32,2% desde el año 2000.

Emisiones: Unido a lo anterior, las emisiones de gases de efecto invernadero han aumentado un 34,4%, hasta los ocho millones de toneladas, esto es, 3,3 toneladas por habitante al año en la provincia. Su origen: el propio alza en el consumo eléctrico -cuya fuente mayoritaria son los combustibles fósiles- y del petróleo de automoción.

Basura: La provincia genera un 53% más de residuos, esto es, 1,73 kilos por habitante y día (600 gramos más que hace una década). Málaga produce un millón de toneladas de basura al año.

Superficie vegetal: Se ha reducido en un 1,3%. 2.000 hectáreas han pasado de forestal a urbana.

Temperatura: Ha aumentado en 0,4 grados de media en diez años.