Jaime Lerner en el IV Foro de Urbanismo de Murcia

Se está celebrando en Murcia el IV foro sobre urbanismo. Uno de los ponentes es Jaime Lerner por lo que en varios periódicos vienen entrevistas a este afamado arquitecto.Siempre digo que el automóvil es nuestra suegra mecanizada
Laverdad.es, 10/5/08

Jaime Lerner se toma su tiempo antes de hablar y, en sus pausas, aprovecha para darle un trago a su cortado. Este afamado arquitecto y político brasileño pasa desapercibido, sentado en una de las terrazas de la murciana Plaza de las Flores. Su franqueza y su humildad casi logran que una se olvide de que se encuentra ante una mente poblada de ideas brillantes. Pero entonces comienza a hablar.

– Su presencia, como gurú de las urbes sostenibles, en Murcia ha desatado cierto revuelo. Con su experiencia, ¿podría mostrarnos el camino para mejorar esta ciudad?

– Bueno, cada ciudad tiene su propia solución, lo que es común es la filosofía. La ciudad siempre debe ser una estructura de vida y de trabajo. El mejor ejemplo que yo doy como calidad de vida es la tortuga, porque es un ejemplo de vida, trabajo y movimiento, todo junto. La tortuga tiene el caparazón parecido al diseño de una ciudad, una estructura urbana. ¿Tu te puedes imaginar si cortásemos el casco, la tortuga, vida aquí, trabajo allí, ocio allá? Mataríamos la tortuga. Pues esto es exactamente lo que estamos haciendo en nuestras ciudades, separando las funciones urbanas. Cada vez más; es más perjudicial para la ciudad.

– Una explicación simple.

– El resto también separa por ingresos, edades… Yo aprendí en estos cuarenta años de trabajo en la ciudad que cuanto más mezclamos las cosas, cuanto más se mezclan ingresos, edades… más humana la ciudad será.

– ¿Cómo observa usted el futuro de las ciudades?

– Yo tengo una visión muy optimista en relación con el futuro de la ciudad, porque la gente siempre está muy pesimista y siempre están proyectando la tragedia. Si esta gente proyecta la tragedia, al final la encontrará. Yo creo que si invierten su energía en cambiar tendencias que no son deseables lograrán más. Es el momento del cambio. Es lo que siempre he intentado hacer como arquitecto, como alcalde o como gobernador. Para mí, la ciudad es como una estructura de trabajo y de vida juntos.

– La sostenibilidad es ahora la palabra más repetida por políticos, arquitectos, ecologistas, urbanistas… ¿Cómo se logra alcanzar?

– Una ciudad que tiene buena calidad de vida es también sostenible. Hoy en todo el mundo está ese discusión sobre la sostenibilidad y todo este pavor del cambio climático. Nos sentimos como pacientes terminales, pero no sabemos qué hacer. He frecuentado los grandes seminarios y discusiones y veo, con preocupación, que muchos piensan que la sostenibilidad son nuevos materiales. Es muy importante pero no es todo. O la sostenibilidad significa green building-edificios ecológicos-. Es muy importante pero no es todo. O que la sostenibilidad son nuevas formas de energía. También importante pero no es todo. No nos damos cuenta de que el 75% de las emisiones de carbono, están en las ciudades. Es en las ciudades donde tenemos que actuar, en el concepto de ciudad. Yo diría sencillamente que si se quiere cambiar a una ciudad más sostenible hay que cambiar algunas cosas, unos mandamientos.

– ¿Cómo cuáles?

– Lo primero de todo es utilizar menos el coche. Esto no significa que no lo utilicemos, pero sí que lo utilicemos menos. Tener en el itinerario de rutina, un buen transporte público. El segundo punto es separar la basura y el tercero, muy importante, vivir más cerca del trabajo o traer el trabajo más cerca de casa. El siguiente mandamiento a tener en cuenta es entender que la sostenibilidad es una ecuación entre lo que se ahorra y lo que se desperdicia.

– ¿Una ecuación?

– Sí, si el desperdicio es cero, la sostenibilidad tiende al infinito. Por último, hay que entender que la ciudad debe de ser multiusos. No se puede tener una parte de la ciudad vacía 16 horas al día.

– El transporte público de su ciudad ha sido copiado en otras grandes urbes, ¿cómo lo hizo?

– Yo creo que el automóvil es el gran responsable de la emisión de carbono. El coche es, yo siempre digo, como nuestra suegra mecanizada. Tenemos que tener muy buenas relaciones con nuestra suegra, pero no podemos dejar que ella comande nuestras vidas. O, en otras palabras, si la única mujer de tu vida es tu suegra, tú tienes un problema. Insistimos con la suegra, somos dependientes.

– Para ello, es necesario concienciar a la población…

– Yo estoy obcecado con la idea de enseñar sostenibilidad a los niños porque eso lo hicimos en Curitiba y fue enseñar a los niños, durante seis meses, cómo separar la basura. Después, los niños enseñaron a los padres y después empezamos la campaña. Desde entonces, veinte años atrás, Curitiba es la ciudad del mundo con la más alta tasa de separación de basura, el 70%. La gente sabe que hay una basura que no es basura, que es reciclaje.

– La ciudad es la solución. Ése es el lema que da nombre a las jornadas. ¿Está de acuerdo?

Actuar en las ciudades es mucho más efectivo que fabricar productos sostenibles. Es muy importante, porque no podemos olvidar que en la ciudad, está la solución. No basta con que el alcalde proclame públicamente que está de acuerdo con el protocolo de Kioto, debe explicar también qué está haciendo para mejorar su propia ciudad.

Málaga ofrece un panorama ambiental inquietante

Los ciudadanos gastan ahora un 32% más de electricidad y de petróleo que en el año 2000, lo que genera ocho millones de toneladas de CO2. El derroche de agua y la producción de basura también están al alza.
Diario Sur, 17/01/08

Pese a los continuos esfuerzos de los ciudadanos y las instituciones, los mensajes positivos, los planes de promoción de tecnologías sostenibles, del reciclaje y de la reducción del consumo de agua que entidades como Cuenca Mediterránea ponen de relieve en la capital en el último año, lo cierto es que las estadísticas ofrecen un panorama negro del uso -abusivo- de los recursos que hacen los malagueños. Todos los parámetros más negativos, como son las emisiones de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera, el consumo de agua y de electricidad y la generación de basura se han disparado desde el año 2000. Mientras, la superficie vegetal, necesaria para captar y eliminar esas emisiones, se ha reducido en la provincia.

Así lo pone de relieve el informe Málaga sostenibilidad 2007, elaborado por el Observatorio Provincial de la Sostenibilidad, dependiente de la Diputación, y la Universidad de Málaga, cuyos autores mostraron ayer su preocupación por el negativo balance medioambiental que han constatado.

El primer punto analizado es el consumo de energía, fundamentalmente eléctrica y de petróleo para la automoción. Ha aumentado en un 32,2% en los cinco primeros años de esta década, hasta las 2.310 ktep (kilotoneladas equivalentes de petróleo). Esto es, la energía necesaria para mover 2,7 millones de coches. Málaga es la segunda región andaluza que más aumenta, y es la tercera en consumo total, por detrás de Sevilla y Cádiz.

Mientras, la quema de hidrocarburos ha experimentado un ascenso del 5%, por encima del millón de toneladas al año. Málaga es, tras Sevilla, la segunda provincia en este apartado. Destacan los gasóleos, con una demanda de hasta un 22% más en el caso de los turismos, mientras que baja el uso de gasolina.

Ello está directamente relacionado con las emisiones de CO2, uno de los factores causantes del cambio climático, y que en el caso de Málaga han crecido un 34,4%, hasta los ocho millones de toneladas. Esto es, cada habitante es el causante de la emisión de 3,3 toneladas de gases a la atmósfera, según el estudio.

Sumideros de gases

A su vez, Juan Marcos Castro, profesor de Economía de la UMA y uno de los autores, contrapone los malos registros con el descenso de los llamados sumideros naturales, esto es, la superficie vegetal, que ha descendido un 1,3%. En una década, más de 2.000 hectáreas han pasado de terreno forestal a urbano, sobre todo en municipios como Málaga, Marbella y Benahavís. En el mismo periodo, la serranía de Ronda sólo urbanizó 15 hectáreas: «El interior está frenando el cambio climático, mientras que la Costa lo acelera. Tiene un saldo negativo, en cuanto que absorbe CO2, mientras que la Costa emite más de lo que puede tratar».

Menos agua

El informe alerta de un aumento del consumo de agua en 29 litros más por habitante y día, hasta los 303,15, lo que hace de Málaga la provincia andaluza con mayor gasto a nivel doméstico. Las necesidades hídricas han aumentado un 10,43% desde 1997, mientras que la población creció sólo un 3%.

Por lo que hoy son necesarios 13,3 hectómetros cúbicos más que hace diez años, en un escenario de continuo descenso de las reservas disponibles, según explicó el diputado provincial de Medio Ambiente y Articulación Territorial, Miguel Esteban Martín. «Los consumos de agua y de energía se han disparado, con un agotamiento de los recursos hídricos». El diputado resaltó que Málaga se sitúa a la cabeza en Andalucía de las denuncias por ocupación del dominio público hidráulico (pozos ilegales), con el 60% del total.

Las pérdidas de agua en la red de abastecimiento son otro «grave problema», según Martín, con una media del 20%, aunque supera el 40% en la red de regadíos. Por ello, el diputado destacó la necesidad de hacer un plan de modernización de las infraestructuras.

Acuíferos

El documento constata que las aguas son de mala calidad, tanto en superficie como subterráneas, debido sobre todo a la contaminación y a que el mapa de depuración en la provincia no se ha terminado. Así, recordó que 45 municipios todavía no depuran, lo que incumple la directiva europea y deteriora los ecosistemas acuáticos.

El informe cuantifica por primera vez los recursos subterráneos disponibles en acuíferos, actualmente una de los principales fuentes para el abastecimiento de la población, y que se situaría en torno a los 600 hectómetros cúbicos (la capacidad total de los embalses es de 613,9 hectómetros).

Otra cuestión es la basura generada. Pese al aumento del reciclaje doméstico de materiales como el papel, el vidrio y el plástico, los malagueños generan medio kilo más que hace cinco años, hasta 1,73 kilos de desperdicios por habitante y día. Málaga aumentó la generación de residuos un 53% (hasta un millón de toneladas al año), cuando Andalucía lo hizo en un 30%.

Consecuencias

El diputado advirtió de que la huella ecológica de los malagueños es de 4,76 hectáreas por habitante, esto es, cada ciudadano necesita esa extensión para producir los recursos que consume y para asimilar los residuos que genera. A su juicio, se necesitarían «tres provincias de Málaga» para cubrir todas las necesidades. Ante este panorama, los autores auguraron graves consecuencias para la provincia si no se pone freno al cambio climático, en especial para el turismo, su principal industria.

INDICADORES CLAVE
Principales magnitudes que se han tenido en cuenta para elaborar el informe Málaga sostenibilidad 2007: Agua: Pese a la reducción de las lluvias, su consumo aumenta un 10,43%. Este dato supone 29 litros más por habitante y día, hasta los 303,15, y hace que la provincia requiera 13,3 hectómetros cúbicos más para abastecer a la población.

Energía: Las necesidades de electricidad y petróleo han aumentado un 32,2% desde el año 2000.

Emisiones: Unido a lo anterior, las emisiones de gases de efecto invernadero han aumentado un 34,4%, hasta los ocho millones de toneladas, esto es, 3,3 toneladas por habitante al año en la provincia. Su origen: el propio alza en el consumo eléctrico -cuya fuente mayoritaria son los combustibles fósiles- y del petróleo de automoción.

Basura: La provincia genera un 53% más de residuos, esto es, 1,73 kilos por habitante y día (600 gramos más que hace una década). Málaga produce un millón de toneladas de basura al año.

Superficie vegetal: Se ha reducido en un 1,3%. 2.000 hectáreas han pasado de forestal a urbana.

Temperatura: Ha aumentado en 0,4 grados de media en diez años.

El precio del autobús urbano

Hoy viene en el Diario Sur una noticia en la que se cuenta que Facua-Consumidores en acción denuncia que el precio del billete simple para el autobús urbano en Marbella, 1.15 euros, es uno de los más caros de España, superado sólo por el de Barcelona a 1.25 euros. Por su parte, Castellón y Ciudad Real con 0,75 euros, Cuenca (0,70) y Logroño (0,56 euros) son las ciudades con el billete simple más barato. Las diferencias en este tipo de tarifas llegan a alcanzar, según Facua, el 123%. Por supuesto, Estepona no aparece en este estudio, aunque el precio local también debería llamar la atención: el billete simple cuesta 1.10 euros, superior al de Madrid incluso.

El estudio de Facua compara el precio del billete simple en 30 ciudades españolas
http://www.facua.org/es/noticia.php?Id=2518&IdAmbito=21
http://www.facua.org/es/tablas/autobuses2007.htm

Las características del servicio urbano de autobuses en Estepona pueden leerse en:
http://www.ctsa-portillo.com/ima/pdf/estepona-urb.pdf

Estepona tiene obligación por ley de prestar un servicio urbano de transportes por ser población con más de 50000 habitantes (esto lo había leído en alguna ocasión pero no he encontrado la referencia ni tampoco si esa la cantidad de habitantes que obliga a las poblaciones el cumplimiento de la ley).

 Líneas de transporte urbano en Estepona

Informe «Málaga Sostenibilidad 2007»

Del informe de movilidad del Observatorio Provincial de la Sostenibiliad de Málaga, organismo que, por cierto, el próximo día 18 de enero presenta en Málaga el libro MALAGA SOSTENIBILIDAD 2007 del que pueden leerse las conclusiones aquí, pueden extraerse una serie de datos que, sin aportar nada que no supiéramos, resultan interesantes resaltar por ser otros quienes evidencian los peligros de los sistemas de movilidad en la provincia de Málaga y proponen soluciones.El dominio del coche, que dicho sea de paso, es el medio energéticamente más ineficiente que existe, parece imponerse por doquier. Para demostrarlo, no hay más que echar un vistazo a las cifras sobre matriculación de la población o consumo energético. El transporte público decrece. En la Costa Oriental malagueña sólo el 7% de los desplazamientos se realiza en medios públicos de transporte, por debajo del 13.25% de Málaga capital y del 15% de la Costa Occidental. Pero es que además estos porcentajes van en retroceso, siendo por ejemplo para Málaga el 19% en 1993 y habiendo pasado al 13.25% en 2005. El usuario medio en Málaga es el varón de 25 a 50 años y si nos vamos a las estadísticas, sólo el 20-30% de la población se desplaza en coche de forma habitual. Es decir, el resto, el 70-80%, o andan, o van en bicicleta, o usan el transporte público. Ese 20-30% de la población supone que en beneficio exclusivo de esa minoría, se dilapidan recursos físicos y económicos, se diseñan las ciudades, ellos mismos son víctimas y verdugos del caos en movilidad en la provincia de Málaga, y dificultan los desplazamientos y empobrecen la calidad de vida del resto de la población, el 70-80%.

El debate por el cambio de la orientación del sistema de transporte es energético y ambiental o económico, pero también es un debate sobre la justicia en el reparto y disfrute de la energía, del espacio y de la calidad de vida. Vuelvo a insistir, sólo el 20-30% de la población utiliza el coche de forma habitual. Sin embargo, el caos resultante es tal que pudiera parecer que fuesen más los que utilizan el coche asiduamente.

También estos problemas se acentúan a consecuencia del modelo de desarrollo urbanístico actual, que «extiende» las ciudades, que dispersa los destinos, los lugares de trabajo, los centros de ocio, las zonas comerciales o los hospitales, ocasionando que cada vez sean más los motivos de los viajes, y, en consecuencia, surjan mayores posibilidades de que el viaje se realice en automóvil.

Los planes de pacificación del tráfico deben contemplar toda la movilidad, reequilibrando la asignación del espacio viario a favor de los peatones, las bicicletas y el transporte público. Actualmente las calzadas suelen acaparar la mayor parte de la superficie viaria, y tienen prioridad absoluta en el diseño de los cruces, los tiempos de espera en los semáforos y el diseño del mobiliario urbano. Eso coloca en una situación de indefensión a las personas que van a pie y en bicicleta, que se ven obligadas a moverse de forma discontinua, con interrupciones y amenazas constantes, en un ambiente de ruido y contaminación atmosférica.

Es necesario, que las nuevas barriadas cuenten, desde el primer día en que empiezan a ser habitadas, con una red pública de transporte intermodal que las comunique con cualquier zona. Sin embargo, los planes generales no contemplan este presupuesto y a los ciudadanos no les queda más remedio que hacer uso de su vehículo particlar, sobre todo cuando tienen que encadenar diferentes viajes y no pueden estar a expensas de un servicio que no les ofrece garantías.

En cuanto crecen las ciudades y se vuelven más ricas, aumenta el uso del vehículo más rápidamente que el crecimiento de los viales. El resultado es una fuerte contaminación por la congestión del tráfico.

Las perspectivas en cuanto a movilidad no son muy esperanzadoras. Pero para la enumeración de los puntos negros, os remito al documento original que he reseñado al principio.