La hegemonía cultural por la que el ciudadano defiende y refuerza el modelo de las ciudades diseñadas para los coches, y por la que se opone a cualquier cambio sobre él, es nuestro principal problema a la hora de buscar soluciones al colapso actual de las ciudades (y a otros muchos problemas, como el agotamiento de los recursos y el cambio climático). La política debe superar esta hegemonía cultural para implantar soluciones y otros modelos más sostenibles y respetuosos con el ciudadano y con nuestro entorno. Pese al rechazo ciudadano inicial, los beneficios no tardan en llegar.