Estrasburgo, en bicicleta hacia el futuro

Con el estreno del TGV a Estrasburgo, la ciudad insiste en apostar por la modernidad y el medioambiente. La bicicleta es la reina en una urbe que quiere superar a Friburgo como modelo de aglomeración sostenible.

Con el estreno del TGV a Estrasburgo, la ciudad insiste en apostar por la modernidad y el medioambiente. La bicicleta es la reina en una urbe que quiere superar a Friburgo como modelo de aglomeración sostenible.

Estación de trenes de Estrasburgo

La espectacular estación de trenes de la ciudad, es un imponente edificio decimonónico del berlinés Johann Jacobstahl, recubierto hoy -«ocultado», dicen algunos viajeros nostálgicos- por toneladas de vidrio y acero. Con la inauguración del TGV Este francés, se ha convertido en un claro ejemplo de lo que una de las capitales de Europa quiere ser: cientos de años de Historia como puente y eje del Viejo Continente, con maquillaje de modernidad. Cuando la luz es buena y hacemos un esfuerzo con la vista, es posible vislumbrar lo que se esconde detrás de tan imponente hoja de cristal laminado.

Es también el lugar donde, nada más llegar a la ciudad, podemos alquilar bicicletas para iniciar nuestro paseo. Las bicicletas de Estrasburgo no son como las de Pekín: no están para que los jóvenes de provincia trabajen como mensajeros (así era hace algunos años al menos). Tampoco son como las de Ámsterdam: aún no se intercambian. Pero son ya parte esencial de la ciudad.

En el corazón de Europa

 El Rin ha hecho de Estrasburgo una de las ciudades importantes de la Europa septentrional. Desde el siglo XII la ciudad ha sido eminentemente burguesa y comerciante, con una importante aduana. Su poder económico le permitió mantenerse independiente dentro del Imperio Carolingio. Sin embargo, ha sido la moneda de cambio de las guerras francogermanas de los siglos XIX y XX. Su dimensión simbólica de la necesidad de paz y reconciliación se hizo tan patente que en 1949 fue elegida sede del Consejo de Europa. Hoy es conocida, también, por acoger al Parlamento Europeo, una de sus principales atracciones turísticas.

escaparate frente a la catedral

A pesar de todo, la mayoría de los turistas siguen reuniéndose frente a la «catedral manca» de la ciudad, la Cathédrale Notre-Dame-de-Strasbourg, que sólo tiene una torre porque sus cimientos no aguantarían otra.
El escaparate de un comercio anexo nos brinda una particular visión del edificio: bicicletas ultramodernas aparcadas frente al pórtico principal para servir de transporte turístico.

La mujer, la muñeca y más bicis

Si dejamos que la bici nos lleve por donde las numerosas líneas del silencioso tranvía no pasa, podremos encontrar el mercadillo de antigüedades y objetos usados del barrio de la Petite France de la ciudad, peatonal y de ensueño.

Bajo un puente, barcazas y el museo de arte moderno

 Cuenta la leyenda, que quien pintó el caballo que sirvió de modelo a la escultura que luce en la terraza del Musée d’Art moderne et contemporain de Estrasburgo, murió en una cueva y nadie se acuerda ya de él. Aun así, todos los días este caballo saluda a quienes viven en las viejas barcazas ancladas en los canales, modernas cuevas flotantes.

Chica sobre puente con ARTE

La ciudad también tiene puentes vetustos, personas que se abrigan del frío sólo con cartones de vino y botellas de cerveza, barrios con encanto, encantados y en venta. Pero como símbolo de vanguardia, alberga los estudios centrales ARTE (edificio central de la imagen), la única cadena televisiva enteramente bilingüe (alemán y francés) de Europa.

estrasburgo711

Estrasburgo son bicis, es tranvía, pero también proyectos urbanos orientados a crear pequeñas comunidades autosuficientes y ecológicas; como el proyecto de Éco-logis (eco-alojamientos) que se desarrollará en la zona de Neudorf en los próximos años bajo el influjo de la experiencia de la ciudad alemana de Friburgo. ¡Coches: se acabó vuestro tiempo!

Vía: cafebabel
Autor: Eneko Ilarramendi – Estrasburgo – 27.2.2008